Forbidden Sweetest [Prohibido lo más dulce]
One-shot. Diabolic Pair: Akaya Kirihara & Bunta Marui.
“Forbidden sweetest” Era lo que uno de los muchos carteles luminosos estrenaba en el día. Unos revoltosos cabellos negros tapaban parte del anuncio, pero a aquella persona no parecía importarle. Él sabía que no debía estar ahí, no a esas horas y no con esa compañía. Hacía dos minutos que había pasado la medianoche, por lo que citar la frase “No quiero que salgamos hoy” no era válido. El chico suspiró y ladeó unos centímetros la cabeza. Sus ojos verdes buscaron rápidamente a su compañero entre la cola de gente que esperaba en el puesto de dulces. Todavía tenía la posibilidad de salir corriendo y encerrarse en su casa, por lo menos postergaría una situación embarazosamente cursi. Enderezó su cuerpo para quedar de frente a las puertas de la sala y volvió a suspirar. No, no podía, luego sería peor. Mucho peor. Dio un par de pasos hacia la tienda y se recostó en una de las paredes. No podía creer lo que él estaba haciendo ahí, ni entendía por qué estaba esperando al otro chico cuando tenía tantas ganas de terminar aquel videojuego tan difícil. Metió su mano en el bolsillo de sus pantalones y sacó de allí su celular. Accedió rápidamente al menú de juegos e inició uno. No era lo mismo, claro que no. Pero mataría el rato completamente. Nivel 1. Nivel 2. Nivel 3.
-Akaya, nada de videojuegos, lo prometiste- Un paquete de gomitas masticables aterrizó sobre su teléfono, dando el juego por terminado. Una risa se escuchó de parte de su amigo, seguido por una pequeña explosión de las cotidianas burbujas.
-No quiero dulces, gracias- Algo irritado intentó devolverle sus golosinas, pero aquél tenía sus manos llenas de otras –Genial- farfulló.
-No sé porqué siempre te molestas tanto Akaya, son sólo masticables- Cerró sus ojos y le dedicó una ancha sonrisa. Se estaba burlando y no era para nada divertido. Volvió a abrirlos y sus violetas lo miraron fijamente –Lo prometiste-
-Y no sé porqué lo hice. Créeme, es lo que más lamento- Akaya miró a cada una de las personas que los observaban y suspiró. Que Bunta cargara tantas golosinas siempre llamaba la atención, y eso lo irritaba -¿Por qué…?
-Ya te lo expliqué, es bueno para el ejercicio- Ni siquiera estaban entrenando, era algo ridículo. No lo criticaba cuando se llevaba sus pasteles a las prácticas, pero comprar tantas golosinas para ver una simple función en el cine era molesto. ¿Acaso no podía conformarse con palomitas? –Vamos, está por empezar.-
-Te ayudo…- Sacudiendo su cabello rojizo le negó la oferta. El menor rodó los ojos guardando su teléfono y lo siguió hasta dentro de la sala. Esa función sería larga y no exactamente por la duración del filme. Por lo menos esta vez verían una película un poco más corta que las que Bunta elegía. No es que no le gustara pasar tiempo con él, sólo que su compañero se mostraba tan… Bueno, tan irritante.
Giró su cabeza y se encontró con la mirada del chico clavada en él, sonriéndole. Akaya abrió completamente los ojos y se separó un poco de su asiento. Negó con la cabeza pero sólo hizo que su amigo ensanchara aún más aquella traviesa sonrisa.
-Oh no, olvídalo Bunta. Olvídalo, no es parte del trato- Se dejó caer apresuradamente en el asiento más alejado de la pantalla, el más oscuro. –Demonios- torció la boca al notar dónde se encontraba. La gente comenzaba a voltearse en su dirección, por lo que calló sus quejas sin hacer más ruidos. –Bunta, eres irritante, lo haces a propósito-
-No es cierto. Aquí la gente no mirará tanto por los dulces, ¿no es eso lo que querías?- Su sonrisa volvió a hacerse presente. Definitivamente no era eso lo que él quería. Pero el chico volvía a hacer de las suyas. ¿Desde cuándo él era así de manipulado? Hoy debían tener una charla acerca de eso y no volvería a posponerse.
No había notado que la película ya comenzaba. Estaba muy pendiente de los dulces de su compañero y de sus miradas también. Aunque la sala no estaba completamente llena había bastantes personas. Suspiró por tercera vez consecutiva, apretó los ojos y se dispuso a prestar atención a la pantalla. Armas, peleas. Era aburrido, ni siquiera sabía por qué había elegido ese título, no le interesaba. Si no terminaba pronto era capaz de quedarse dormido.
-Si te duermes, te cargo- El aroma a chocolate ya se hacía presente en sus susurros. Akaya giró su rostro hacia el lado contrario para poder respirar un aire menos empalagoso. Bunta se quejó por dentro y volvieron a escucharse el sonido de los paquetes abrirse. No volvió su cabeza, aquella posición era perfecta para dormir. No iba a hacerlo, no dejaría que él lo cargase. Frunció el seño y cerró los ojos, imaginándose ganando la última batalla de su tan preciado videojuego. Una media sonrisa dibujó sus labios, sí que ansiaba ese momento.
Entonces, unos tibios labios se apoyaron sobre su cuello inclinado, besándolo rápidamente, seguidos de una risita divertida. Akaya se volteó con brusquedad para quedar frente a frente con el chico. Pero aquel aliento era aún más fuerte y tan embriagador para él que casi no podía controlarse. Inspiró profundo y fijó sus ojos verdes llenos del deseo en su acompañante.
-Vayámonos, es tarde-
Akaya tiró de la mano del otro que, divertido, tomó el paquete de gomitas que él no quiso agarrar, y lo siguió en silencio. Salieron del cine y Bunta pasó su mano libre por la cintura del morocho. Él suspiró
-Irritante, eso eres, irritante-
El pequeño demonio de la Rikkaidai lo empujó violentamente contra un árbol, y con sus manos se aferró a la camisa, acercándolo más hacia sí mismo.
-¿Por qué? Dime, ¿por qué te gusta tanto hacerme enfadar?- Él le sonrió- Detesto que hagas eso frente a la gente y sabes lo mucho que me irrita esa fragancia de chocolate que siempre llevas. ¿Por qué sigues haciéndolo?- Akaya lo soltó. Rindió sus brazos y los introdujo rozando la camisa del chico, enredándolos en su cintura por debajo de la chaqueta –Eres irresistible, lo sabes. Me resulta tan irritante…
Bunta abrazó al ojiverde y lo ocultó cerca de su clavícula. Besó sus cabellos y acercó sus labios a los oídos requerientes de respuestas. Suspirando muy suavemente, le susurró:
-Entonces, quítame esta dulzura-
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Holi n.n Creo... sí, lo es. Es el primer fic que escribo de ellos =) Es que... los amo tanto *-* Pero no son tan populares è_e Así que... decidí publicar esto :X En realidad acabo de hacerlo ._. Ojalá no haya quedado tan mal y... bueno, les guste. Por favor necesito críticas ya que es el primero con ellos u_u gracias por leer! ^^ Byebee~!